Desafiando las estadísticas, iluminando el camino del tratamiento | "Quiero ser grande” una mirada a tiempo para el cáncer infantil
“Quiero ser grande” busca aportar a la diminución de muertes de niños por cáncer a través de la información, llegando a la sociedad civil, a organizaciones y en especial a los cuidadores de nuestros niños con información sobre las señales de alarma para un diagnóstico oportuno de esta enfermedad.
El 15 de febrero se conmemora el Día Mundial del Cáncer Infantil. Una fecha que nos recuerda que ésta enfermedad exige una atención inmediata para lograr que nuestros niños sobrevivan.
A través de la campaña “Quiero ser grande”, que llega a su cuarto año, se busca dejar un mensaje común: Apoyar a los niños con cáncer y sus familias bajo un concepto de servicio integral.
“Quiero ser grande” ha permitido la articulación de entidades de salud, fundaciones, ONG, entes gubernamentales del orden regional y nacional y empresas privadas, que en una unión solidaria están construyendo redes de apoyo sólidas y resilientes.
En este esfuerzo conjunto, tejen la esperanza y trabajan unidas para marcar la diferencia en la vida de los niños y sus familias.
“Nos unimos para construir una red integral de apoyo que abarque aspectos médicos, emocionales y educativos. Unidos, somos un faro de esperanza iluminando el camino hacia la curación y el bienestar infantil, construyendo puentes hacia un futuro más saludable y pleno de posibilidades", aseguro María del Pilar Carbonell de la Fundación Divina Providencia.
El apoyo al cáncer infantil es un desafío colectivo que requiere la fuerza de cada corazón solidario. Por esto todos y cada uno de nosotros debemos ser parte de esta campaña hacia la vida, para tejer juntos un futuro donde cada niño tenga la oportunidad de alcanzar su sueño.
Desde la campaña “Quiero ser grande” se busca que las cifras, lejos de ser simplemente estadísticas, sean una señal de alerta que permita que los pequeños reciban la atención oportuna y adecuada que exige esta enfermedad.
Cifras de mortalidad: la realidad inquebrantable
Según la OMS las cifras globales de cáncer infantil hablan de aproximadamente 300.000 niños menores de 19 años diagnosticados anualmente.
Sin embargo, la frialdad de las estadísticas radica en el hecho de que, a pesar de los avances médicos, aún perdemos a un 20% de estos valientes niños que de haber sido tratados a tiempo, se habrían podido salvar.
Es imperativo comprender que estas no son solo cifras, sino vidas truncadas y familias fracturadas.
Principales tipos de cáncer
La diversidad en los tipos de cáncer infantil es un desafío adicional. La leucemia, esa invasora de la sangre, representa el 30% de los casos, mientras que los tumores cerebrales, la segunda causa más frecuente, condiciones que no ceden terreno. El neuroblastoma y los linfomas se suman a esta lista, cada uno llevando consigo su propia carga de complejidades.
Tratamientos: Luces tenues en la oscuridad de la enfermedad
En la penumbra de la enfermedad, los tratamientos emergen como luces tenues de esperanza. Aunque la quimioterapia persiste como un pilar central, la Inmunoterapia y los tratamientos dirigidos se destacan como innovaciones prometedoras. Estas terapias no solo buscan tratar la enfermedad, sino hacerlo de manera más precisa y con menos efectos secundarios devastadores.
Señales de alerta: síntomas claros que no pueden ignorarse
La detección temprana es un escudo vital que salva vidas. Los padres, cuidadores, profesionales de la salud y todos los que tenemos alrededor niños debemos prestar atención a señales inequívocas.
La pérdida de peso inexplicada, moretones que desafían la lógica, dolores de cabeza persistentes, y cambios en la visión que son más que simples inconvenientes. En los tipos de cáncer más comunes, se presentan las siguientes señales:
- Leucemia: Fatiga extrema, palidez y dolor óseo.
- Tumores Cerebrales: Dolores de cabeza persistentes, vómitos sin causa aparente y cambios en la visión.
- Neuroblastoma: Inflamación abdominal, pérdida de peso y cambios en el comportamiento.
- Linfomas: Hinchazón de los ganglios linfáticos, fiebre inexplicada y pérdida de peso.
Ley 1388, gratuidad en el tratamiento
Se reglamentó la Ley 1388 del 2010 que vela “por el derecho a la vida de los niños con cáncer en Colombia”. Optimiza los servicios, diagnóstico oportuno y referencia temprana, acceso al diagnóstico, creación de la red de atención de cáncer infantil y del registro nacional de cáncer infantil, así como al servicio de apoyo social del menor con cáncer.
Esta ley fue complementada con la Ley Jacobo (decreto 1389 de 2010), reglamentada según decreto 647 del 2022, que busca “priorizar el flujo de recursos a los prestadores de servicios de salud de menores de edad con presunción o diagnóstico confirmado de cáncer”.
Con esta ley lo que se busca es asegurar la continuidad financiera de las instituciones que atiendan a los niños con esta dolorosa enfermedad.
Adicionalmente este mismo decreto de reglamentación señala que la atención en oncología pediátrica será integral, prioritaria y continuada, esta última en relación a que se dé sin dilaciones y demoras o barreras de cualquier tipo.
En cifras
- – 300.000 niños entre 0 y 19 años son diagnosticados con cáncer cada año. El Cáncer Infantil es una de las principales causas de muerte en muchos países y la segunda en Colombia.
- – La supervivencia a cinco años varía sustancialmente de un país a otro, oscilando entre el 20% y el 80%, siendo esta menor en países de bajos y medianos ingresos.
- – El gran reto para el país ha sido la reducción de la alta mortalidad por cáncer infantil y el aumento de la supervivencia, la cual se estima a 5 años alrededor del 65% en Colombia; sin embargo, los avances aún no logran ser significativos, si se comparan con las probabilidades de supervivencia de países de mayores ingresos. (80% a 90%).
Un llamado urgente a la acción
El cáncer infantil exige más que simpatía; exige acción. Cada niño que pierde la vida a causa del cáncer no es solo un número, sino una llamada urgente a cambiar la estrategia para lidiar con la enfermedad.
La conciencia pública debe traducirse en medidas tangibles: financiamiento para investigación, apoyo a las familias afectadas y una educación masiva sobre las señales de alerta.
La lucha contra el cáncer infantil no es solo responsabilidad de los expertos médicos, sino de toda la sociedad. El tiempo para la acción es ahora, porque cada día que perdemos es un día que el cáncer infantil gana terreno.
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